La temporada 1996-1997, si bien se benefició de las condiciones climáticas ideales que posee la zona vitivinícola de Mendoza, presentó desafíos similares a los de la temporada anterior 95/96.
El invierno de 1996 fue moderado, sin frentes de frío extremo y con muy poca nieve. La escasez de nevadas provocó una merma en las aguas de deshielo, resultando en problemas de sequía para los viñedos que dependen en forma exclusiva de este tipo de irrigación. Sin embargo, en las fincas Catena Zapata, los inconvenientes fueron mínimos debido al sistema de pozos subterráneos empleados para el riego.
El inicio de la privamera fue cálido y seco, otorgando brotes uniformes, con sobresaliente calidad y cantidad de racimos. Durante la etapa de brotación, hubo tormentas aisladas de granizo, que destruyeron brotes, disminuyendo la producción en algunos viñedos. En nuestro caso, el empleo de redes antigranizo permitió minimizar estos daños y pérdidas, preservando intactos los brotes. La floración se produjo hacia fines de la primavera, en condiciones de clima cálido y seco, proporcionando una cantidad óptima de granos por racimo.
El verano fue largo y caluroso, resultando en uvas plenamente maduras. Sin embargo, durante la segunda semana de Marzo, hubo tormentas que obligaron a algunos productores a adelantar la cosecha de las variedades blancas. Las técnicas de canopia y raleo practicadas en los viñedos de Catena Zapata, minimizaron los efectos de dichas precipitaciones inoportunas. En este caso, al mantener el follaje en una cantidad mínima indispensable alrededor de cada racimo, los granos pudieron airearse y secarse con mayor rapidez.
El resto de la temporada de cosecha, durante las últimas semanas de marzo, ofreció condiciones climáticas sobresalientes. Los días templados y soleados, con noches frescas y secas, permitieron que las uvas completasen adecuadamente su ciclo de maduración. Las últimas variedades en cosecharse fueron el Malbec y el Cabernet Sauvignon, con excelente madurez de taninos y perfecto equilibrio de azúcar y acidez.
Como conclusión, si bien la temporada 96/97 presentó diversos desafíos para el equipo de Catena Zapata, la combinación de modernas técnicas de manejo del viñedo con las características climáticas naturales de Mendoza, permitieron obtener frutos de gran concentración, convirtiendo a la cosecha 1997 en un añada que será memorable.