Los Comienzos

Nuestro objetivo ha sido desentrañar los secretos de nuestra tierra para mostrar con orgullo nuestros vinos al resto del mundo. En 1902, Nicola Catena, el abuelo de Nicolás Catena Zapata, plantó su primera viña de Malbec en Mendoza. Actualmente, las uvas para la elaboración de los vinos Catena Zapata provienen de seis viñedos históricos: Angélica, La Pirámide, Nicasia, Domingo, Adrianna y Angélica Sur.

Hemos dedicado nuestra vida, nuestra pasión y nuestro espíritu a transformar un oasis de altura desértico en una de las zonas vitícolas más bellas y únicas del mundo. Esta es la historia de cómo hemos ensamblado la historia de la familia y nuestros viñedos históricos con las más modernas técnicas vitícolas, con el objetivo de elaborar grandes vinos, expresivos de nuestro terroir.

Es una historia que se inicia en el siglo XIX en Italia y que continúa hasta el día de hoy en los suelos calcáreos de Mendoza, con viajes inesperados al soleado Valle de Napa en California y a los preciados viñedos de Burdeos. Aprendiendo del pasado, y descubriendo y estudiando los secretos de la naturaleza en miras hacia el futuro, tenemos el orgullo de haber convertido a nuestro querido terroir mendocino en la fuente de los vinos que llevan nuestro nombre.

100 Años y Cuatro Generaciones

Nicolás Catena Zapata ha sido el silencioso revolucionario en la historia de la familia. Fue él quien delineó el camino hacia un nuevo estilo de vinificación, aunando lo aprendido en el viñedo con lo aprendido en la Universidad, atreviéndose a desafiar la sabiduría convencional.

Nicola Catena, el abuelo de Nicolás Catena Zapata, partió de Italia hacia Argentina en 1898, huyendo de la escasez en Europa hacia una nueva y abundante tierra llena de oportunidades. Es parte de la tradición de la familia que Nicola, un incansable optimista, desayunara un trozo de carne jugosa todas las mañanas. En Mendoza, con su fresco aire de montaña, Nicola estaba convencido de haber hallado la tierra prometida. De hecho, allí plantó su primera viña de Malbec, en 1902. Hasta entonces el Malbec solo había sido empleada como uva de corte en Burdeos. Sin embargo, Nicola sospechaba que podría alcanzar su escondido esplendor en los Andes - intuición que recién florecería un siglo más tarde.

dr nicolas catena zapata

domingo vicente catena

Domingo, el hijo mayor de Nicola, heredó este sueño y condujo la bodega familiar a un segundo nivel, convirtiéndose en uno de los viticultores más prósperos de Mendoza. Al igual que su padre, Domingo aseguraba que el Malbec argentino podía dar vinos tan elegantes y complejos como los Premier Grand Cru de Burdeos.

Sin embargo, durante la década del 60, la familia Catena debió enfrentar grandes desafíos. La economía del país atravesaba una época de confusión y los índices de inflación eran descomunales. Un día, Don Domingo se dio cuenta de que le costaría más cosechar que dejar la fruta en la viña. Le consultó a Nicolás Catena Zapata, su hijo de 22 años, recién graduado como economista, qué hacer frente a semejante dilema. (Los Zapata, los antepasados familiares de Nicolás por el lado de su madre, pertenecían a una tradicional familia de terratenientes de épocas de la Colonia - de acuerdo a la ley argentina, el apellido Zapata debe proseguir al apellido Catena).


Don Domingo no pudo seguir el consejo de su hijo y siguiendo su deber de conciencia, cosechó igual. Nicolás aún recuerda la tristeza que sintió por su padre durante aquel año. Cuando Nicolás debió tomar las riendas de la bodega, Argentina aún enfrentaba una gran crisis política y económica, con un gobierno militar que acababa de declarar la guerra al Reino Unido. Nicolás decidió concentrarse primero en ampliar la distribución dentro de Argentina. Sin embargo, a principios de los 80, surgió una oportunidad que no podía rechazar: Fue invitado a dar clases de Economía como Profesor Visitante en la Universidad de Berkeley, California.

Hasta ese entonces, nadie en el mundo se había atrevido a desafiar la supremacía de Francia como productor de calidad – excepto los Californianos, quienes habían decidido elaborar un Cabernet Sauvignon y un Chardonnay que pudiesen competir con los mejores vinos europeos. California, y en especial la soleada región de Napa Valley, fueron una auténtica inspiración para Nicolás y su esposa Elena, quienes solían pasar los fines de semana allí, con su hija menor Adrianna, que acababa de nacer. Nicolás Catena Zapata regresó a Mendoza con una visión en mente: Una Visión Californiana.

En ese entonces Argentina, como Chile, era percibida como un país productor de vinos a granel. Yendo completamente contra la corriente, de un día para otro, Nicolás vendió la bodega elaboradora de vinos de mesa, quedándose solo con Bodegas Esmeralda, la bodega de vinos finos de la familia. Muchos de sus colegas argentinos le dijeron que estaba “completamente loco”. Sin embargo, al haber sido el primer exportador de vinos finos de Argentina, Catena sentó las bases para el posicionamiento del país en el mapa vitivinícola mundial.

Elena y Nicolás

Nicolás se dedicó a identificar las mejores zonas para la plantación de viñedos en Mendoza. Consideró que la única forma de dar un gran salto cualitativo, era arriesgándose a sobrepasar los límites del cultivo de la vid. En 1992 plantó vides en Gualtallary Alto: a 1.500 msnm, este viñedo, el más alto de Tupungato, se beneficia de un clima frío, protegido de las heladas por las montañas circundantes. El viñedo cuenta también con una leve colina y una pequeña montaña. Nicolás decidió llamarlo “Adrianna”, en honor a su hija menor.


Su propio Ingeniero Agrónomo le había dicho que el Malbec jamás maduraría allí, en las zonas altas de Gualtallary, pero maduró, y maravillosamente bien. De hecho, Nicolás descubrió que Mendoza posee cualidades excepcionales para el cultivo de la vid, y que cada zona con su determinada altitud, proporciona un microclima ideal para cada varietal. Descubrió que los suelos pobres de los Andes, descartados por los primeros inmigrantes por su baja fertilidad, constituían el suelo ideal para el cultivo de uvas de calidad – un terroir que daba naturalmente rendimientos bajos y donde las uvas maduraban lentamente en el verano, obteniendo vinos de gran balance, elegancia y con taninos sedosos.

Luego vino el desafío de decidir qué hacer con el Malbec. Nicolás no tenía la misma convicción de su padre o de su abuelo sobre el potencial de esta uva. En ese entonces, la mayoría de los vinos buscados por coleccionistas eran cortes de Cabernet Sauvignon o Chardonnay, y Nicolás se preguntaba si el Malbec podría alcanzar algún día dichos niveles de calidad. De hecho, tal consideración fue muy importante para Nicolás en su objetivo de elaborar vinos capaces de competir con los mejores del mundo. En 1985, al fallecer su padre Domingo, Nicolás decidió abocarse a la misión de comprobar si la intuición de su padre era la correcta. Recién al cabo de cinco años de intenso trabajo en el viñedo Angélica, de 85 años, se sintió realmente satisfecho con los resultados, y en 1994 decidió elaborar el vino Catena Malbec. “Felicitaciones a Nicolás Catena” escribió Robert Parker, elogiando el rotundo éxito de este vino.

Más tarde el Wall Street Journal lo rankearía como el Malbec Nro 1 de Argentina, en su primer publicación sobre vinos Malbec. Llevaría una década entera antes de que el Malbec fuese reconocida como una cepa de calidad internacional.

Pero Nicolás debió luego enfrentar otro desafío: ¿Qué selecciones de Malbec plantar en sus viñedos nuevos? Dado que en Argentina no existía ninguna selección clonal de Malbec, decidió importar clones de Cahors, en Francia. Los clones franceses de Chardonnay le otorgaron su mejor vino blanco. Pero los resultados con los clones franceses de Malbec fueron desalentadores. Dieron granos demasiado grandes y con aromas y sabores rústicos. Nicolás decidió entonces desarrollar su propia selección clonal de Malbec, plantando 135 clones en el viñedo La Pirámide de Agrelo.

De estos 135 clones iniciales, finalmente se seleccionaron los cinco mejores - los que daban granos más pequeños, rendimientos balanceados y mejores sabores, y se los plantó en diferentes microclimas, en diferentes altitudes del Valle de Uco. Actualmente, los “Catena cuttings”, como se denomina a la selección de plantas Malbec de Catena, juegan un importante rol en el perfil de sabores, elegancia y tipicidad de los vinos Malbec de la familia.


El nacimiento de los vinos Catena Alta y Nicolás Catena Zapata

La cosecha 1997 fue un año excepcional para el Cabernet Sauvignon. Nicolás Catena Zapata decidió crear otro cuvée top, que cumpliese el sueño iniciado a principios de los 80. El vino, denominado “Nicolás Catena Zapata”, en homenaje de Laura Catena a su padre Nicolás (Zapata es el apellido de soltera de la madre de Nicolás Catena), es un blend 95% Cabernet Sauvignon y 5% Malbec. El lanzamiento se llevó a cabo en el año 2001, a través de una serie de catas a ciegas realizadas en USA y Europa, contra grandes vinos del mundo como Château Latour, Château Haut Brion, Solaia, Caymus y Opus One. En todas las degustaciones, el vino Nicolás Catena Zapata salió primero o segundo.

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